+de 200 KM/H Torre del Oro © Getty Images. © Antonio Agredano. © Martina Cam. La Sevilla de hoy es el resultado de los últimos 3.000 años y también de los últimos 30 años. En esta última etapa ha habido hitos que han ido transformándola. La Torre de Oro, frente a Triana, en la orilla del Guadalquivir. Antonio Agredano, poeta y viajero de Ave. Martina Cam, francesa y sevillana de adopción, dirige el hotel Coolrooms Palacio Villapanés Seguir leyendo Lo que ocurre hoy en Sevilla es imposible de concebir sin este tren. En él viajan contratos, ideas y amantes. La Sevilla de hoy es el resultado de los últimos 3.000 años y también de los últimos 30 años. En esta última etapa ha habido hitos que han ido transformándola y proyectándola al futuro. La Expo 92 fue el gran trampolín: aquí todo es a.E y d.E, antes y después de la Expo. La ciudad se amplió, la arquitectu-ra contemporánea comenzó a salpicarla y el río se volvió a dibujar. Sin ella, no existirían el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, el Parque Magallanes (bendito sea siempre el verde), el mirador de Torre Sevilla desde el que se ve casi hasta Matalascañas, el CaixaForum y el paseo fluvial. Esta zona cose la ciudad para acercar la Isla de la Cartuja a Sevilla y unir las dos orillas. Parece la letra de una bulería. La Expo 92 sirvió, además, de imán para muchos extranjeros. Martina Cam, directora del hotel Coolrooms Palacio Villapanés (Santiago, 31) fue una de las personas que vinieron y nunca se fueron. Ella, francesa, pero sevillana de adopción, recono-ce el privilegio de trabajar en un hotel espléndido como este. “La belleza alza”, proclama mientras recorre esta casa palacio casi con los ojos cerrados. Bicicletas y flores en la Alameda Más hitos: de 1992, saltamos a 2003, momento en el que comienzan a construirse los 80 kilómetros de carril bici de la ronda histórica. En 2007 llegó el Metrocentro como parte del mismo plan: el de llevar a la capital hispalense adelante en el tiempo. Ambos gestos cambiarían significativamente la silueta de la ciudad y la vida de sus habitantes. Las bicicletas son el medio de locomoción de la Alameda, donde se encuentra Orangerie Plants (Correduría, 5), una floristería proyectada por el estudio 14.30 que es un lugar de fragante militancia. Su artífice, Juanma González, apues-ta por los importadores locales y ha colocado un banco en la calle, donde siempre apetece sentarse a ver pasar la vida. Orangerie es la responsable de las flores que lucen, además, en una de las aperturas recientes más encantadoras, el hotel Plácido y Grata (Monsalves, 4). Este proyecto familiar tiene estilo y un café con un ambiente y unos desayunos estupen-dos. Las Setas y el secreto del barrio del Porvenir Cerca de Orangerie están las Setas. Sevilla conoció esta rareza arquitectónica en 2011 y se frotó los ojos. Las críti-cas duraron, en la ciudad barroca, lo justo, porque pronto se comprobó que el monumento de Jürgen Mayer había llena-do el barrio de la Encarnación de nuevas gentes y negocios. Uno de ellos es Caótica (José Gestoso, 8), una librería con-solidada como uno de los grandes referentes culturales de la ciudad. Muy cerca está la Alfalfa, donde se concentra un gran foco de creatividad contemporánea. Allí, en un edificio del famoso arquitecto Aníbal González Fernández-Ossorio, también se sitúa Más Cara que Espalda, un estudio y galería de arte. Su factótum, el artista Jaime Barre, dice: “Para mí, el Ave es un autobús largo”. Cerca encontramos Matriusca, un estudio de creación de contenido que desarrolla proyectos tanto en Sevilla como en Madrid. Su artífice, Antonio Bellido, reconoce que el Ave es comodidad y oportunidades: “Si necesito aire, cojo un tren y me voy a Madrid”, declara este fotógrafo. El centro es el gran imán, pero los habitantes se aferran a los barrios y te piden, por favor, que no hables del Porvenir para que no se llene de turistas. Allí está Sobretablas (Colombia, 7), uno de los tem-plos gastro de la ciudad pero... sshhhh, silencio, aquí nadie ha dicho nada. El símbolo de la estación de Santa Justa La recuperación de edificios y espacios públicos es clave en la sostenibilidad de Sevilla. Uno de esos proyectos está en las Atarazanas, el astillero medieval más grande de España, que está siendo convertido en centro cultural por el arquitecto Vázquez Consuegra. La ciudad lo espera. Mientras tanto, Sevilla sigue abriéndose y esto se materializa en las cocinas. Hace una década era impensable que un restaurante coreano creciese en Sevilla, y esto le ha ocurrido al pionero Moon (Av. de Menéndez Pelayo, 8), que se ha ampliado con Danbam Bar (Julio César, 10), acercando la comida callejera asiática a la ciudad. Además, continúan inaugurándose hote-les: Soho Boutique Catedral, Petit Palace Vargas y el próxi-mo año abrirá Only You, junto a la Estación de Sevilla-Santa Justa, donde pronto llegará el Metrocentro. Cruz y Ortiz eran conscientes, durante la construcción de esta estación que que “iba a significar un cambio de la máxima importancia, pero el mayor cambio se produjo con la llegada del Ave, que fue una decisión adoptada en mitad del proceso”, aseguran. Precisamente de Santa Justa parten los trenes que, un día, condujo el padre de Irene Infantes. Esta artista que trabaja entre Sevilla y el resto del mundo recuerda: “Mi padre traía a casa las revistas que los pasajeros se dejaban y aquello me abrió un campo de diversión. Vi que debajo de cada obje-to, de cada obra de arte, había un nombre”. Reconoce que muchos de sus diseños han nacido en el tren, donde se sien-te “segura, como en una burbuja”. Lo dicho, una historia de amor de libro.