Apenas a quince kilómetros al oeste de Besalú está Castellfollit de la Roca, uno de los pueblos más pequeños de España –tiene una superficie de menos de 1 km2–, pero no es esto lo que lo hace singular, sino su emplazamiento, en pleno Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa. El pueblo se alza sobre un gran risco de cincuenta metros de altura formado por dos coladas de basalto, y está circundado por el río Fluviá. Desde la distancia parece una gran nave de piedra varada entre bosques, y da cobijo a poco más de 900 habitantes, que gozan de la sombra de sus estrechas calles y, sobre todo, del magnífico mirador que constituye su plaza de Josep Pla, en el extremo de la población que da al este, cuyos pavimento y mobiliario urbano están hechos de basalto. Aquí está su iglesia vieja de Sant Salvador, de estilo renacentista, varias veces remodelada desde el siglo XIII, que desde los años ochenta cumple la función de centro cultural. Castellfollit de la Roca vivió graves terremotos en el siglo XV y destructoras batallas durante las guerras de la Independencia, Carlistas y la Guerra Civil española. Hoy, la villa disfruta de una magnífica calma y de un entorno de naturaleza privilegiada. CASTELLFOLLIT DE LA ROCA Sobre un risco de basalto Castellfollit de la Roca: © Carlos Sánchez Pereyra/Getty. Mirador: © Mario Marco/Getty QUÉ HACER AQUÍ… Recorrer el risco sobre el que se asienta el pueblo, acompañados por un guía, es el mejor modo de conocer los secretos de esta gran formación basáltica, una de las más interesantes de toda la zona volcánica de La Garrotxa.