Seguir leyendo El ingeniero industrial Omar Suárez (Oviedo, 1973) estaba acostumbrado a ver llover casi a diario en su natal Asturias, por eso deseaba diseñar un edificio de uso doméstico que pudiera satisfacer todas las necesidades energéticas (calefacción, agua caliente e iluminación), utilizando la poca luz de los días nublados. Después de un año de investigación y planteamiento, y otro para construir, Suárez finalmente concluyó, junto a su empresa Sunthalpy, el primer prototipo de vivienda autosuficiente. La clave de esta innovadora y curiosa casa en las afueras de Oviedo, con estética de película de ciencia-ficción, está en los páneles solares negros supersensibles que cubren la fachada del inmueble. Estos absorben una gran cantidad de luz en los días donde hay muy poca radiación y, además, funcionan a modo de batería que se recarga solo con la luz tenue que emiten las nubes. “Es una casa que funciona casi sin sol”, afirma el creador. Pero no solo los paneles de la fachada aportan energía, incluso los suelos radiantes también se comportan como paneles solares. Mires por donde mires, todo absorbe luz solar. El asturiano pretende a corto palzo implementar una nueva generación de paneles solares y sistemas de climatización que se puedan adaptar a casas y edificios ya construidos, emitiendo muy poco CO2: “Hemos creado la vida 100% desconectada y queremos demostrar que es posible satisfacer las necesidades energéticas de una familia o un edificio sin pagar una sola factura de energía gracias a esta tecnología que hemos patentado en Europa”. Con estos paneles, quién teme al orbayu.