16.30 horas Una cita con Valle-Inclán 18.00 horas El último escribano 18.30 horas Un adiós muy dulce en LEÓN El parque del Cid, en el barrio Romántico. La comida local puede disfrutarse en bares tradicionales como La Trébede. La comida local puede disfrutarse mirando a la catedral de León desde el Camarote Hotel. Berta Fernández, dueña de Tula Varona Librería Mutante. 16.30 horas Una cita (y un café) con Valle-Inclán Donde el siglo pasado unas planchas de hierro se encarga-ban de encuadernar libros, hoy Berta Fernández se dedica a venderlos –o prestarlos– a todo aquel que se acerca a su librería-café a tomarse una infusión o un vino en un ambien-te tan tranquilo y entrañable como animado. Porque esto es justamente Tula Varona Librería Mutante, un espacio multi-cultural en el que su propietaria –cuyo “trabajo de verdad” es ser procuradora, tal como ella misma reconoce– organiza acti-vidades relacionadas con la literatura y la música. “Siempre quise tener una librería, pero no una en la que no se pudiese hablar o que pareciese un museo, sino una que fuese diver-tida, con música tranquila entre semana, pero con un poco más de marcha los viernes y sábados”, asegura Berta, una apa-sionada de la lectura tan valiente –“¿Quién abre hoy en día una librería?”, se pregunta– como el personaje de Tula Varona creado por el escritor Ramón María del Valle-Inclán en un relato homónimo de 1893, incluido dos años después en su colección Femeninas. Seis historias amorosas. Tula Varona Librería Mutante. Ruiz de Salazar, 18. 18.00 horas El último escribano Antonio Suárez Gordón no sabe si es el último escribano de León, pero de lo que sí que está seguro es de haber sido el primero en profesionalizar este oficio al abrir hace ya 18 años un escriptorio en el que desarrollar y vender trabajos caligráficos y de ilustración con regusto medieval. “Tenía muy claro que quería una tienda de regalos relacionada con el mundo medieval, pero especializada y de calidad, miran-do a la historia y con objetos que fuesen artesanales”, acla-ra el licenciado en Historia del Arte, amante de la escritu-ra visigótica, porque es la característica del Reino de León, de la época de esplendor, pero también de la carolingia o la pregótica, que conoce muy bien por encontrarse en muchos de los códices de la Colegiata de San Isidoro, en cuyo museo Antonio trabajó durante una década. Regalar uno de sus marcapáginas es regalar un pedacito de arte caligrafiado por las mismas manos que han manuscrito, 1.000 años des-pués, Los Fueros de León. El Escribano. Fernando G. Regueral, 6. 18.30 horas Un adiós muy dulce Es una pena que Holy Cow Gelateria Italiana cierre sus puer-tas en invierno, pero es precisamente esta estacionalidad la que garantiza el verdadero carácter artesanal de esta heladería fundada en 2010 por Daniele Bortignon, natural de Venecia. “Todos nuestros helados son artesanos, los elaboramos con frutas de temporada naturales, como el sorbete de Paraguayo, uno de los más deseados”, confiesa el italiano, encargado también de preparar el tiramisú de cerveza negra y las galletas de nueces con las que envuelve sus originales sandwiches de helado. Los hay clásicos, como el de avellana o el de pistacho, y también creativos, como el de flor de saúco o el de Nutella blanca y negra, llamado Holy Cow. Pero todos son una mane-ra muy dulce de despedirse de la ciudad de León, porque, tal y como reza el cartel de su puerta: “La vida es como un hela-do, si la disfrutas se acaba y si no también”. Holy Cow Gelateria Italiana. Plaza Torres de Omaña, calle Serranos, 2.