Así es la Semana Santa de Loja club renfe para LOJA Seguir leyendo Para más información: lojaturismo.com Se presenta como todo un evento de carácter antropológico, donde se ponen de manifiesto valores y costumbres arraigados en el tiempo, que convierten a este celebración en la Decana de la provincia de Granada. Los incensarios son la figura más reconocible de la tradición de la Semana Santa de Loja. Su origen, transmitido de forma oral, entra en el terreno de la leyenda. © Mariano Aguilera Son más de cinco siglos los que atesora de tradición la Semana Santa de Loja, y eso, sin lugar a dudas, la convierte en una de las representaciones de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo más interesantes, curiosas y singulares de todo el territorio andaluz y estatal. Sería un 29 de mayo de 1486 cuando las tropas cristianas, encabezadas por los mismísimos Reyes Católicos, tomaran la plaza de Loja. La llegada, en aquellos momentos, de órdenes religiosas como la de los Franciscanos, marcaron un antes y un después, que haría crecer y dar forma a la Semana Santa lojeña que hoy conocemos. No solo es la más antigua de la provincia de Granada, sino que, además, fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía en el año 2003, debido en gran medida a las originales figuras que la componen, como es el caso de los Incensarios, horquilleros, tambores, pediores, el tío puche o los niños seases. Aunque los Incensarios son, probablemente, la figura más representativa de la Semana Santa de Loja. No se puede ver en ningún otro lugar del mundo, lo que hace de ella una gran muestra de la riqueza antropológica de esta celebración. La figura de los Incensarios se envuelve dentro de un halo de misticismo cercano a la leyenda, dado lo incierto de su significado y origen, siendo la voz del pueblo quien la divulga de generación en generación. Ya en el Acta de Constitución de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad, más conocido como Jesús Preso, de 1764-1765, se les cita. Además, la escritora Emilia Pardo Bazán, tras haberlos visto en persona, se refirió a ellos, en la revista La Ilustración Artística del 8 de mayo de 1905, en los siguientes términos: “[…] tales venían de flamantes, limpios y cándidos, como bandada de palomas, aquellos incensarios vivientes. […] Si sólo en Loja puede vérseles, declaro que ellos merecen el viaje”.