caminos de hierro +FOTOGRAFÍA LOS PAISAJES DE LA PENÍNSULA se solapan en esta imagen de Javier Berasaluce Bajo, conservador-copiador de los Fondos Fotográficos del Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz, influido en su obra por el filósofo y semiólogo Roland Barthes. “Cuando viajo en tren me siento como la hormiga del cuento de Cortázar, que se paseaba por la corbata, que se desplazaba con el hombre, que daba una vuelta delante de la casa del vecino”, reflexiona el autor a propósito de la dinámica de esta foto, donde puede verse un mapa de España en la ventana de un tren en marcha, con ese mismo escenario (ya real) desplegándose al fondo. “Mi pensamiento deambula conmigo cuando me muevo por el vagón, que recorre el territorio, que gira con la tierra, que da vueltas alrededor del sol”. ACCÉSIT. ‘Iberia’, Javier Berasaluce Bajo. El concurso Caminos de Hierro está organizado por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. Son más de cinco siglos los que atesora de tradición la Semana Santa de Loja, y eso, sin lugar a dudas, la convierte en una de las representaciones de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo más interesantes, curiosas y singulares de todo el territorio andaluz y estatal. Sería un 29 de mayo de 1486 cuando las tropas cristianas, encabezadas por los mismísimos Reyes Católicos, tomaran la plaza de Loja. La llegada, en aquellos momentos, de órdenes religiosas como la de los Franciscanos, marcaron un antes y un después, que haría crecer y dar forma a la Semana Santa lojeña que hoy conocemos. No solo es la más antigua de la provincia de Granada, sino que, además, fue declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía en el año 2003, debido en gran medida a las originales figuras que la componen, como es el caso de los Incensarios, horquilleros, tambores, pediores, el tío puche o los niños seases. Aunque los Incensarios son, probablemente, la figura más representativa de la Semana Santa de Loja. No se puede ver en ningún otro lugar del mundo, lo que hace de ella una gran muestra de la riqueza antropológica de esta celebración. La figura de los Incensarios se envuelve dentro de un halo de misticismo cercano a la leyenda, dado lo incierto de su significado y origen, siendo la voz del pueblo quien la divulga de generación en generación. Ya en el Acta de Constitución de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad, más conocido como Jesús Preso, de 1764-1765, se les cita. Además, la escritora Emilia Pardo Bazán, tras haberlos visto en persona, se refirió a ellos, en la revista La Ilustración Artística del 8 de mayo de 1905, en los siguientes términos: “[…] tales venían de flamantes, limpios y cándidos, como bandada de palomas, aquellos incensarios vivientes. […] Si sólo en Loja puede vérseles, declaro que ellos merecen el viaje”.