“Para cualquier artista resulta inspirador vivir en una ciudad con un patrimonio como el de Úbeda”Laura Hidalgo, artesana +merece un viaje Apenas diez kilómetros hay entre estas dos localidades; aunque se podría pensar que no solo es la distancia la que las separa. En la señorial Úbeda, por ejemplo, fue el poder civil el que, siglos atrás, marcó su ritmo, mientras que el clero decidió dejar su huella en la vecina Baeza. Esta disparidad se concretó hasta el siempre desmesurado refranero: “En Baeza, vagancia; en Úbeda, abundancia”. Incluso Antonio Machado, quien en uno de sus poemas escribió: “Baeza, pobre y señora; Úbeda, reina y gitana”. Sin embargo, las distancias (físicas o literarias) quedan empe-queñecidas cuando se habla de lo que las une. Ciudades artísti-cas, literarias, milenarias… hermanas. Porque no solo comparten territorio –la comarca jienense de La Loma–, también participan de un rico patrimonio. Aquel que destacó hace 20 años la Unesco, cuando puso en valor las transformaciones urbanísticas –“ideas humanistas procedentes de Italia”, señaló esta organización– que aquí se dispusieron durante el Renacimiento, y que “ejercieron una influencia importante en la arquitectura de América Latina”. “Tenemos un patrimonio enorme en muy poco espacio”, asegu-ra Enrique Moreno, socio de Cabello x Mure, agencia elegida para diseñar la imagen del 20º aniversario que este año se cum-ple de la declaración de estas dos ciudades como Patrimonio de la Humanidad. Y para empezar a descubrir ese “rico patrimonio arquitectónico”, Moreno sugiere “una primera y obligatoria para-da” en la Plaza Vázquez de Molina de Úbeda, que reúne tres grandes obras de una figura clave para entender lo que supuso el Renacimiento andaluz: el arquitecto Andrés de Vandelvira. Aunque, aquí, enseguida surgen otros “patrimonios”. Incluso a la hora de presentarse como agencia: “Somos más de Úbeda que el ochío”, un pan elaborado con pimentón dulce, aceite de oliva virgen extra y sal, y que disputa su origen con la vecina Baeza, claro. No es el único “ingrediente”, además del legado renacen-tista, que se suma al acervo de la ciudad ubetense. El Centro de Interpretación Olivar y Aceite (Corredera de San Fernando, 32) recuerda que Jaén es la provincia que más aceite produ-ce en el mundo, mientras que restaurantes como Cantina La Estación (Cuesta Rodadera, 1) o Antique (Real, 25) confirman que “hoy en día, si no eres referente gastronómico no existes, por muchos monumentos que tengas”, recalca Moreno. La rica tradición artesanal en Úbeda “Para cualquier artista, resulta inspirador vivir en una ciudad con un patrimonio monumental como Úbeda”, asegura Laura Hidalgo, sexta generación de artesanos del Taller Alfar Alfonso Góngora, quien recuerda que en “la interminable” calle Valencia, donde se encuentra este taller, llegó a haber más de 50 alfare-rías. Una tradición que continúa en la ciudad, que cuenta con una de las mayores concentraciones de talleres artesanales de Andalucía. Hidalgo sugiere también adentrarse en “la gran can-tidad de leyendas de Úbeda” para, a través de ellas, descubrirla. Historias como la de “emparedada” de la Casa de las Torres, que recrea el ubetense Antonio Muñoz Molina en El Jinete Polaco, y que asegura poder ver el fantasma de una mujer asomada en las ventanas de este ”cautivador” palacio del XVI donde ahora se encuentra la Escuela de Artes (Plaza San Lorenzo, 7). Vuelta a los orígenes en Baeza También del siglo XVI y del arquitecto Andrés de Vandelvira es el Convento de San Francisco, ya en la zona monumental de Baeza. Un edificio que, en su momento, fue fábrica de harinas, taller, carpintería, parking… hasta que lo compró la familia de Juan Carlos García y decidió montar allí un restaurante. Fue la base sobre la que, en 2020, y tras pasar por las cocinas de, entre otros, Eneko Atxa, Albert Adrià o Yoshihiro Narisawa en Tokio, el chef baezano decidió cumplir su sueño de volver a casa para “hacer lo que te apetece”. Lo consigue en Restaurante Vandelvira (plaza de San Francisco). “Nuestra gastronomía es muy rural. Jaén pasó una época de hambre importante, y eso ha forjado el carácter”, recuerda García, sin olvidar mencionar compañeros como los de Taberna El pájaro (Portales Tundidores, 5) o el clásico Juanito (Alcalde Puche Pardo, 57) y aludir a otro de los pilares que defi-ne esta tierra: “Somos fruto de una generación de agricultores”. Un lugar donde “en cuanto a turismo, tenemos todo lo habido y por haber”, según el chef, quien recomienda visitar la Catedral de Baeza y recorrer los callejones que están detrás hasta alcan-zar el Cerro del Alcázar. Sí, donde, frente a un mar de olivos, pasaba precisamente Antonio Machado horas y horas buscando la inspiración para componer sus versos. Isabel Cabello, Enrique Moreno y Ana Mure, socios de la agencia creativa Cabello x Mure (izda. arriba)ubicada en Úbeda. El chef Juan Carlos García (izda. abajo) tiene su restaurante Vandelvira en un convento franciscano del siglo XVI de Baeza. En Baeza, la Fuente de Santa María (derecha.) antesala de su catedral renacentista, que fue sede del obispado de Jaén. Cabello x Mure © Balta Fotógrafo. Juan Carlos García @ Pope Cabrera. Baeza, Plaza de Santa María © Frank Heuer/laif